Inicio de la Novena a Nuestro Padre Santo Domingo de Guzmán
Rezar o “hacer” una novena consiste en orar con devoción durante nueve días de manera personal o comunitaria para obtener gracia, una intención especial o también como camino de preparación para alguna solemnidad o fiesta religiosa. Hay novenas dedicadas a Cristo, como la “Novena de Navidad”; al Espíritu Santo, a la Virgen María o a los santos. Y, aunque no es una celebración propiamente litúrgica sino devocional, la novena es una catequesis y una ayuda valiosa en la espiritualidad cristiana cuando está fundamentada en una sólida doctrina. Los judíos no tenían novenarios, la hora nona era uno de los momentos más importantes de oración en la Sinagoga. En nuestro Oficio Divino también los cristianos conservamos la celebración de la Hora Nona, que reviste un carácter especialmente cristológico al recordar la hora de la muerte del Señor en la cruz.
Fue en Francia y España donde se introdujo la costumbre de una “novena de preparación” para celebrar el Nacimiento de Cristo, en simbólica devoción que recordaba los nueve meses de espera de la Virgen María; de ahí la ubicación litúrgica del día de la Anunciación del Señor el 25 de marzo, nueve meses exactos antes del 25 de diciembre, motivo que da origen a la costumbre de preparar la solemnidad del Misterio de la Navidad con una novena. Mientras María se prepara para el nacimiento de su Hijo, nosotros nos preparamos para recibirlo en nuestro corazón.
Esta novena, que antecede y prepara la solemnidad de nuestro padre santo Domingo, es simultáneamente camino de oración y reflexión en el marco del Dies Natalis del Transito de Nuestro Padre Domingo al cielo; es desde allí que cumple su promesa de ser más útil desde el cielo.