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UN 20 DE JULIO DIFERENTE

Virgen de Chiquinquirá

El 20 de julio nos lleva a una reflexión sobre la actual crisis social que vive Colombia.

El 20 de julio en Colombia desde hace 211 años, se ha constituido como un día para conmemorar el estado poscolonial (Rodríguez, 2010) en otras palabras a partir del siglo XlX hasta el día de hoy, se ha festejado el altercado dado entre criollos y españoles, que tuvo lugar en la plaza mayor, conocida en la actualidad como Plaza de Bolívar; dicha discusión que parecía irrisoria fue el inicio del proceso independentista, finalizado el 7 de agosto de 1819.

Fueron diferentes sucesos desarrollados en el auge de la guerra por la independencia, desde aquel tiempo ya se habían formado guerrillas en el Cauca, compuestas por esclavos negros obligados a participar de una lucha desconocida (Brown, 2004) el contexto social de la época estuvo marcado por relaciones desiguales entre amo y esclavo, vale la pena aclarar que los amos fueron aquellos que llegaron del viejo continente para conquistar la futura Colombia, por tanto, la independencia como acontecimiento es una efemérides con innumerables circunstancias que dejaron huella en la tradición de la nación.

La independencia no solo es un acontecimiento histórico, sino que ha pasado por generaciones, los abuelos contando historias a sus nietos y sus nietos a sus hijos, así de esta manera dándose un proceso de tradición oral y escrita a través del tiempo, un proceso que ha fomentado una cultura por descendencias, que pareciera homogénea, justa, verídica, moralmente legitima, ceñida por principios y manteniendo una templanza; sin embargo, es allí donde se ha ausentando el enfoque de formación desde una perspectiva de pensamiento crítico,  es un poco lo que menciona Castellví & Massip (2019) cuando afirma: Las relaciones de poder y las desigualdades sociales condicionan el pensamiento y el lenguaje” (p.25). Por tanto, en Colombia un país desigual apenas las nuevas generaciones están empezando por sí solas a romper con el paradigma de la independencia que se les ha vendido durante años y ahora más que nunca son ellos los jóvenes el presente, tal como lo ha reiterado el Papa Francisco en la Exhortación Apostólica Postsinodal Christus Vivit  “son el presente, lo están enriqueciendo con su aporte” y es una lucha constante desde la no violencia por un mundo mejor.

Teniendo en cuenta lo anterior es crucial cuestionarse con lo siguiente: ¿Realmente Colombia es un país independiente? ¿En Colombia predomina más la americanización que las costumbres criollas de la nación? ¿Ha dejado de existir la esclavitud? ¿Tenemos una tendencia eurocentrista? ¿Colombia es un país sin recursos? ¿Dónde está el dinero destinado para la emergencia causada por covid19? ¿Qué paso con los bonos del agua de Carrasquilla? ¿Dónde están los cuerpos de los jóvenes de los falsos positivos? ¿Por qué han muerto durante este gobierno más líderes sociales? ¿Por qué hubo aumento de salario de los congresistas durante la pandemia? A pesar de la pobreza por la corrupción de las minorías ¿Colombia es libre? Estas y otras muchas preguntas son las que los jóvenes quieren tener respuesta, pero más allá de una contestación, es la confrontación de la verdad en medio de un país desgobernado y con corrupción por parte de las minorías políticas.

Hasta el año 2019 el índice de percepción de la corrupción, Colombia aparece entre los primeros 37 países con mayor corrupción, es una realidad que hasta ahora el 2021 se mantiene y ha tomado más fuerza en medio de la pandemia y la crisis social. Es acá donde también se tiene que centrar la atención, tomando en cuenta lo ya mencionado del enfoque de pensamiento crítico que busca ahondar hasta en lo más áspero del país.

El 20 de julio de 2021 diferentes discursos permeados por la oquedad, es decir, indiferentes ante la situación actual de la nación, buscando aplausos y magnos gestos para llenar su superyo, discursos llenos de malquerencia con incitaciones incluso velicas en un día donde diferentes sectores juveniles habían convocado a la protesta social pacífica y finalmente el día termina oscurecido no solo por el ocaso del sol sino también por hechos de violencia con heridos tanto jóvenes como también policías, por consiguiente esto lleva a la pregunta: ¿Por qué nos estamos matando?.

La masacre que se ha venido gestando desde el estallido del año 2019 (González, 2021) el cual persuadió a las personas de que algo estaba sucediendo en Colombia y que no estaba bien. El tiempo avanzo y llego la pandemia, lo que agudizo la crisis económica, política y social del país. En septiembre de 2020 el ministerio de defensa de Colombia expreso que realizaría una inversión de 10.400 millones de dólares para gastos de defensa, entonces la ciudadanía molesta manifestaba su desacuerdo por dicha inversión que en realidad es  evidente el camino a la recesión (Cabrera, 2021) una involución económica, puesto que la pandemia golpeó aún más a la clase media y a los que eran pobres los volvió más pobres, parece un drama del cine pero no, es una verdad.

Son múltiples las causas que llevan a la protesta del 28 de abril de 2021, una de las tantas es la reforma económica propuesta por el entonces Ministro de Hacienda Alberto Carrasquilla; la ciudadanía enardecida empezó a tomar medidas buscando la caída de dicha reforma económica y  adicionalmente, durante el transcurso de la protesta social se venía gestionando en el Congreso la reforma a la salud, la cual buscaba terminar con las EPS y establecer otro tipo de instituciones prestadoras de salud; a esto se unieron las voces de los médicos desde sus instituciones de trabajo para protestar en contra de estas dos reformas.

Lo más difícil de todo es evidenciar un gobierno jactancioso que siempre deja al pueblo en un estado contingente con las promesas en mesas de dialogo superficiales y en intentos por gobernar con base en mentiras.

Las diferentes problemáticas tienen su raíz en el odio que ha invadido el corazón humano, el deseo por dañar al otro, la venganza, el egocentrismo, el orgullo, la soberbia, pero principalmente la ausencia del hombre en la persona de Jesucristo; un hecho que demuestra una fe quebranta por la globalización, que ha puesto su mente y corazón en el consumismo, dado por la ideología neoliberal (Quapper & Orlando, 2005). Por tanto, es necesario volver a Jesucristo, porque Él llama al hombre para sentarse a la mesa y compartir juntos (Ap 3,20), para experimentar la liberación con su presencia divina y redentora.

UN CAMINO DE LIBERACIÓN EN JESUCRISTO

La liberación en Jesucristo comienza por reconocer que en el bautismo el hombre inicia una vida nueva con un camino y una única verdad, el mismo Jesucristo (Jn 14, 6). Cuando se hace lectura de los evangelios se encuentra un mensaje de libertad y una fuerza de liberación de la esclavitud del pecado; un pecado visto en acciones concretas ya mencionadas, el odio, el orgullo, la soberbia, la ira, la lujuria (CCE, 1866) entre otros que han conducido hacia la crisis social actual.

En este sentido la liberación consiste en la vivencia de volver al encuentro entre hermanos como lo ha querido Dios, es un camino de construirse el uno con el otro, es la edificación de una  sociedad solidad con principios Cristocentricos, donde cada ser humano es un signo de contradicción en la tierra como se evidencia a Jesucristo en su vida pública, autentico y constructor del Reino del Padre desde la tierra.

El encuentro con Jesucristo es una experiencia de signo y radicalidad, es decir, se evidencia como Jesús a través de su vida mostró interés por ayudar a aquel que experimentaba la injusticia y que era juzgado por una sociedad impositiva como lo fue en su momento el imperio Romano (Ubíña, 2006) por eso desde el antiguo testamento el concepto de justicia ya era nombrado “"La obra de la Justicia será la Paz y los frutos de la Justicia serán tranquilidad y seguridad para siempre." (Is 32, 17; Cfr Sal 85, 11).

La voluntad de Jesús siempre ha sido dar amor y paz (Jn 14, 27) el mensaje de Jesús es el de abandonar una moral indeleble que elude los conflictos vigentes, por tanto, la voluntad de Jesús, por tanto, es la voluntad del Padre, es decir, que se realice el Reino, uno de cuyos ingredientes es la paz. Desde aquí podemos leer algunas bienaventuranzas, las antinomias del Sermón del Monte, la ley del amor, etc.

De lo anterior se tiene que pensar que los actuales hechos de violencia son una profunda perdida del seguimiento de la voluntad del padre en nosotros, es el rechazo al proceso redentor de Jesús. Por el libre albedrío el hombre esta en capacidad de elegir, porque Dios desde su infinito poder ha querido seres humanos desde la libertad y no desde la imposición o obligatoriedad de unas normas indiscutibles.

El mayor signo de Jesús ya se ha nombrado “el amor” y es esté el que puede transformar las estructuras de los valores sociales, es la premisa para construir un mundo estable donde primé la justicia y el bien común, donde se abandone el odio para caminar hacia el amor reciproco (Cfr. Deus Carita Est, 18) es de importancia que, así como se atiende las necesidades materiales también el hombre disponga su corazón para saciar la necesidad espiritual de amor.

Jesús siempre compartió con los discípulos pensando en sentido de comunidad (Mt 10, 2) eso quiere decir que vivir como Jesús es una vida de comunidad de sobrepasar los paradigmas de las débiles morales tiene el mundo actual; por tanto, la persona de Jesús nos exhorta a no caer en simplemente en ser personas sumisas o en servilistas bajo una filosofía falas (Castro, 1921).

La violencia siempre es antagonista de la paz e intenta destruirla y pasar por encima de cualquier persona o cosa. En Jesús en el momento de su pasión y muerte se observa la violencia vivenciada en la cruz, una violencia que pasa los límites de lo humano, es un dolor inefable e inimaginable. La enseñanza de la cruz es no devolver mal por mal, sino antes bien vivir la voluntad del Padre “morir en la cruz para la redención del mundo” De allí lo que dice San Pablo en la carta a los Colosenses cuando dice: "Tuvo a bien reconciliar con él y para él todas las cosas, pacificando, mediante la sangre de su cruz, lo que hay en la tierra y en los cielos" (Col 1,19-20).

Finalmente estamos llamados a vivir un proceso de encuentro, conocimiento, adhesión y seguimiento de Jesús, es un camino de liberación donde se entra interiormente con Jesús, transformando el corazón para vivir el seguimiento radical.

Bibliografía

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Brown, M. (2004). Esclavitud, castas y extranjeros en las guerras de Independencia de Colombia. Historia y sociedad, (10), 109-125. https://revistas.unal.edu.co/index.php/hisysoc/article/view/23248

Cabrera Suarez  L. M.(2021)¿Golpe de estado en Colombia? La hora de la verdad. https://periodicoabcentro.com/wp-content/uploads/2021/05/Un-golpe-de-estado-en-Colombia.-La-hora-de-la-verdad..pdf

Castellví Mata, J., & Massip Sabater, M. (2019). Emociones y pensamiento crítico en la era digital: un estudio con alumnado de formación inicial. Revista de Investigación en Didáctica de las Ciencias Sociales. https://redined.educacion.gob.es/xmlui/handle/11162/190267

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Ubíña, J. F. (2006). El Imperio Romano como sistema de dominación. Polis: revista de ideas y formas políticas de la Antigüedad, (18), 75-114. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2557029

Autor:
Sebastian Cifuentes Peña